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martes
oct302007

Dirección Por Misiones

LA MISIÓN DA SENTIDO A LOS OBJETIVOS, NO AL REVES
¿Cómo conseguir que la misión de la empresa se traduzca en la gestión diaria?

Antes de introducir el concepto de dirección por misiones, me gustaría destacar que las empresas que han podido centrar toda su actividad en su misión han conseguido mejores resultados que las que no lo han hecho.

Por tanto, es importante conseguir que la gestión diaria no nos aleje de la misión, hecho que aumenta a medida que el empleado está más alejado, dentro del organigrama, de la alta dirección que la ha definido. En este contexto es imposible pedir a alguien que ha olvidado la misión de la empresa que se sienta identificado con ella.

Para intentar paliar este hecho irremediable de desarraigo con la misión, enriqueceremos la gestión por objetivos definiendo una finalidad para los objetivos alineada con la misión de la compañía.

En la DPM (Dirección Por Misiones), una misión tiene que caracterizar identidad. Por ejemplo, todas las misiones definidas de modo posicional como: Ser la numero 1 de un determinado sector, definen objetivos útiles para cumplir la misión pero no son la misión. La misión en sí debe dar sentido a los objetivos. Es ante todo, la manera como vamos a resolver problemas reales de todo aquel que interaccione con la compañía.

A su vez, la definición de la misión vendrá calificada por una serie de valores que orientarán a la empresa en la toma de decisiones sobre las alternativas del día a día de como realizar la misión. Estos valores son únicos. Sucederá que empresas con la misma misión harán una aplicación diferente y llegarán a resultados diferentes debido a los valores subyacentes que modificarán sus decisiones en cuanto a la consecución de la misión.

Empecemos a aplicar la DPM.

DEFINICIÓN

En primer lugar, debemos definir la misión de la compañía, para después pasar a definir las misiones participadas. Éstas son misiones de inferior nivel que se responsabilizan de una parte del todo.

El conjunto de misiones participadas debe completar la misión superior. Además, toda misión participada debe cumplir con:
•    Inclusión, tiene que contribuir a la misión superior.
•    Complementariedad, completa a las demás misiones de su nivel sin solaparse.
•    Coherencia, está alineada con el cumplimiento de la misión superior.

COMUNICACIÓN Y SEGUIMIENTO

De este modo, una vez definida la misión y misiones participadas obtendremos un organigrama de misiones a distintos niveles, pudiendo en este momento definir objetivos para cada misión. Cabe destacar, que los objetivos solo tienen sentido cuando sirven a una misión. En la gestión por objetivos es obvio que si estos están bien definidos sirven a la misión global, la diferencia con la DPM radica en comunicar a cada empleado su misión específica y por tanto qué se obtendrá con la consecución de los objetivos y cómo contribuiremos a la consecución de la misión global.

En la DPM el fin no es conseguir objetivos más altos sino realizar cada vez mejor la misión.

IMPLANTACIÓN

Para implantar la DPM desplegaremos un cuadro de mando (mission Scorecard) donde definiremos indicadores por cada elemento de la misión. De hecho, estamos haciendo operativas las distintas partes de la misión al definir objetivos por dimensión. Este cuadro nace directamente de la misión y no está necesariamente limitado a las áreas específicas del Balanced Scorecard.

En resumen, la DPM promueve la motivación más potente, la trascendente, puesto que cada partícipe puede contribuir a la consecución de algo importante. Y aunque la DPM consigue el compromiso real de los miembros de la empresa con la misión, el éxito de la aplicación del sentido de misión, no depende del sistema de gestión escogido sino de la calidad de los directivos y de su capacidad de liderazgo.

El propio sistema favorece el liderazgo (exige cumplir con el sentido de la misión) y el liderazgo aprovecha el sistema de gestión, creándose un círculo de realimentación de todo el sistema.

En conclusión, entendemos que la DPM es una mejora del sistema de gestión por objetivos ya que tiene relación directa con la misión principal, define responsabilidades parciales de esta misión por empleado (misiones participadas) y está apoyada por objetivos. Por todo ello, las probabilidades que tiene la empresa de cumplir al 100% su misión aumentan exponencialmente.

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